15 de mayo de 2011

No nada

No recuerdo cuándo ni por qué. Algo que escribí hace tiempo, puede que signifique algo o nada, pero lo sentí, y así lo escribí:

Si existieran los no-días, ¿cómo serían?

Los no-días amanecen con una concepción tiempo-espacio desconocida. Despertarse y no saber cómo llegaste hasta ahí. Recordar lo vivido hasta ese instante en el mundo de los sueños. Y de repente, te das con un canto en los dientes cuando recuerdas el motivo por el que debías levantarte y el largo no-día que te espera.

En los no-días el cielo se está abriendo, la luz es oscura y huele a silencio. Los ruidos no son ruidos, son el mínimo indicio de existencia humana. En mi no-día sólo oigo coches, la acelerada respiración de mi perro y mi voz dentro de mi cabeza.

Ya ni siquiera miro al presente y mucho menos al futuro. Miro al pasado. Es lo más importante de los no-días. Desear otra época.

Tampoco existen figuras humanas importantes. Nadie es nada. Y las palabras se convierten en un vaso de agua.

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