Ojalá no soñara tanto con el día. Parece que el tiempo no existe y me hallo en un bucle en el que todos los días son el mismo, un día muy largo y muy hijo de p*ta. Ahora me sueño viviendo en lugares desolados con casas prefabricadas, con enormes campos de centeno, una cabra y una niña pequeña. Estas preocupaciones que carcomen la madera de mi cabeza.
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